La última vez que escuché decir que Chile es un país ‘socialista’, me di cuenta de que existe una gran confusión sobre la naturaleza de un sistema socialista y que es necesario esclarecer el malentendido.
Socialismo es un sistema económico en el que los gobiernos controlan la mayor parte de la propiedad y/o las decisiones económicas de la sociedad. Es un sistema diametralmente opuesto al capitalismo, en el que los individuos -no los gobiernos- controlan la mayor parte de la propiedad y/o las decisiones económicas de la sociedad.
Por tanto, cuanto mayor sea la proporción de propiedad y/o de decisiones económicas que se encuentren en manos del Gobierno, más socialista es una economía. De ahí que Cuba o Corea del Norte son economías esencialmente socialistas, pues sus gobiernos controlan virtualmente toda la propiedad y las decisiones económicas. EE.UU., España o Australia son economías esencialmente capitalistas, pues una mayoritaria proporción de la propiedad y las decisiones económicas están en manos de los individuos y no en las de sus gobiernos.
Algunos erróneamente califican de comunistas a las naciones del primer grupo, sin tomar en cuenta que el comunismo es un sistema económico utópico que nunca ha sido aplicado en ninguna parte del mundo.
Vale aclarar también que socialismo y capitalismo son sistemas económicos, no sistemas políticos. Feudalismo, marxismo, fascismo, populismo, así como las teocracias de Oriente Medio y el recientemente inventado socialismo del siglo XXI, son sistemas políticos que tienen como propósito sostener sistemas económicos socialistas. Por otro lado, la social democracia -que promueve una intervención limitada del Gobierno en la economía y el desarrollo de programas sociales- es el sistema político que sostiene a la gran mayoría de naciones capitalistas del mundo.
Por tanto, el hecho de que Chile tenga un Gobierno socialdemócrata y programas sociales, no convierte a su sistema económico en socialista. De hecho, Chile es el país más capitalista de Latinoamérica, tal como lo refleja el privilegiado lugar que ocupa -justo luego de Inglaterra- en el índice mundial de libertad económica que elabora anualmente la Heritage Foundation, lo que muestra la muy limitada intervención de su Gobierno en la propiedad y decisiones económicas de los chilenos.
Ecuador, en cambio, se ubica en uno de los últimos lugares del ranking por la masiva intervención gubernamental que existe en su economía, a pesar de que al Gobierno de la revolución ciudadana(¿?) todavía le queda mucho por avanzar en su agenda económica socialista. Por ello, estimado lector, la próxima vez que alguien le hable de socialismo, piense en Cuba, no en Chile.
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