Un niño de 13 años de edad se atrevió a criticar al Primer Ministro Turco, y he aquí la historia:
Durante la campaña de las elecciones locales de Turquía: Mehmet de 13 años (su verdadero nombre no se publica) no es un seguidor de Erdogan.
Su familia (el padre es electricista) sufre los efectos de la crisis económica.
Cuando el autobús pasa al lado de Erdogan, el niño le grita: "Alá te va a castigar en las elecciones!"
Recip Erdogan envía a sus guardaespaldas con el fin de tomar al niño del autobus. El Primer Ministro agarra por el cuello al niño Mehmet y le ladra. "¿Qué has dicho?". El niño repite la frase: "¡Alá te va a castigar en las elecciones!"
Erdogan apretó con sus largas uñas el cuello del niño tan profundamente que los fotógrafos pudieron documentar gráficamente los moretones en el cuello del muchacho.
Erdogan le pregunta al niño: ¿Por qué dices esto?
El niño responde: "No me gusta usted".
Ahora el niño tiene que enfrentarse a un juicio, y el fiscal le amenaza con tres años de cárcel por ofender a los principales representantes del Estado.
El abogado Aytac del niño dice "En ningún otro lugar se encontraría algo como esto"
Ahora el niño tiene que enfrentar un juicio. Mehmet llamado así por los medios turcos, aunque su nombre real es Mustafa Özyurt, y su padre dirige una tienda de electricidad. Negocio no va bien, la familia culpa a la política económica del gobierno.
Sólo son héroes los que enfrentan a los americanos, pero no a la bestia islámica.
La prensa internacional ha publicado hasta la saciedad la historia del periodista iraquí que lanzó sus zapatos contra Bush, y mucho diarios disfrutaban de lo lindo y deificaban al lanzador de zapatos.
Pero ninguno de estos periódicos es capaz de realizar la más mínima reseña sobre el niño que se enfrenta al líder islamista, que está islamizando Turquía y minando la democracia.
Que verguenza!
jueves, 12 de noviembre de 2009
martes, 10 de noviembre de 2009
Algunos todavía no se enteraron que ya cayó el muro de Berlín
El pasado 9 de noviembre, se cumplió un nuevo aniversario de la caída de uno de los símbolos más emblemáticos de la intolerancia, el autoritarismo y la mentira, el Muro de Berlín.
Este fue el primer paso del largo camino que emprendieron los países sometidos al régimen dictatorial que había impuesto la Unión Soviética –por la fuerza, obviamente- y que a partir de ahí pudieron integrarse al mundo y progresar gracias al sistema que los marxistas combatieron durante un siglo.
Este concepto es, sencillamente, indiscutible, ya que basta solo con mirar y hacer una comparación de cómo se encontraban “las dos Alemanias” en ese momento y el resultado llegará sin realizar ningún procedimiento empírico, si quiera.
Sin embargo, increíblemente todavía hoy existen personas que defienden, sostienen, y proclaman ese sistema que, como quedó demostrado, no solo no triunfó en ningún país del mundo, sino que además, hicieron sistemáticamente todo lo contrario de lo que supuestamente proponen; cercenaron las libertades de los individuos, sometiendo al pueblo por el cual dicen luchar a un extremo tal que por el solo hecho de pensar distinto se es perseguido, encarcelado e incluso fusilado.
No es necesario decir que estas personas, encuentran en Fidel Castro y Hugo Chávez a sus máximos referentes.
En este sentido, un párrafo aparte merece la persecución a la prensa, cosa que en Cuba es total, y Hugo Chávez trata de implementar en Venezuela cerrando canales de televisión, radios y obligando al exilio a tantísimos periodistas críticos de su gestión tratando, además, de darle un marco de cierta “legalidad” sancionando la nueva Ley de Prensa; metodología también aplicada Por Rafael Correa en Ecuador y los Kirchner en Argentina, donde recientemente se sancionó una controversial reforma a la Ley de Radiodifusión.
Sería interesante, además, que quienes todavía hoy defienden sistemas que demostraron ser totalmente contrarios a la esencia que pregonan, miren a su alrededor y vean en que países la gente común, el trabajador, el asalariado, posee lo que ellos anhelan, cosas tan básicas como el acceso a la salud, a la educación, a una vivienda digna, a trabajos bien remunerados y, fundamentalmente, a un Estado que se ocupe de las necesidades de los ciudadanos.
Todos, absolutamente todos esos países, lo lograron precisamente haciendo todo lo contrario al Marxismo, que es, ni mas ni menos, el Liberalismo. El Liberalismo en el más amplio sentido de la palabra, no solo en lo político y económico, también en lo social, cultural y, fundamentalmente, en el aspecto ideológico.
Seguramente, alguien que no simpatice con el liberalismo pondrá como ejemplo algunos países de Europa del Norte, como Noruega, Suecia o Dinamarca, aludiendo que en ellos el sistema es el Socialismo. Esta, es una vieja falacia que todavía tratan de justificar, ignorando o, eludiendo, mejor dicho, dos cosas: En primer lugar, el sistema no es Socialismo, sino que es Liberalismo con una fuerte vocación y desarrollo en lo social. Y el segundo punto es que omiten que el Liberalismo, por su propia filosofía, es el sistema social más equilibrado que pueda existir, ya que sencillamente, quien más bienes e ingresos posee, más tributará a las arcas del Estado, y quien menos ingresos tenga más beneficios recibirá de este.
Todos estos planteos, no hacen más que abonar toda una serie de contradicciones que son una característica del “Socialismo Científico”, o cómo hoy se lo pretende re bautizar, “Socialismo del siglo XXI”.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín lo hicieron lo comunistas para que la gente no se escape hacia la libertad, como todavía hoy lo hacen en Cuba.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín lo derribaron los propios rehenes del régimen dictatorial que Chávez todavía defiende, ambiciona, y trata de imponer no solo en Venezuela, además en toda Latinoamérica, haciendo lo mismo que él le critica al “imperio”, como la intromisión en otros países.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín cayó, y con él cayó también una mentira de un siglo.
Este fue el primer paso del largo camino que emprendieron los países sometidos al régimen dictatorial que había impuesto la Unión Soviética –por la fuerza, obviamente- y que a partir de ahí pudieron integrarse al mundo y progresar gracias al sistema que los marxistas combatieron durante un siglo.
Este concepto es, sencillamente, indiscutible, ya que basta solo con mirar y hacer una comparación de cómo se encontraban “las dos Alemanias” en ese momento y el resultado llegará sin realizar ningún procedimiento empírico, si quiera.
Sin embargo, increíblemente todavía hoy existen personas que defienden, sostienen, y proclaman ese sistema que, como quedó demostrado, no solo no triunfó en ningún país del mundo, sino que además, hicieron sistemáticamente todo lo contrario de lo que supuestamente proponen; cercenaron las libertades de los individuos, sometiendo al pueblo por el cual dicen luchar a un extremo tal que por el solo hecho de pensar distinto se es perseguido, encarcelado e incluso fusilado.
No es necesario decir que estas personas, encuentran en Fidel Castro y Hugo Chávez a sus máximos referentes.
En este sentido, un párrafo aparte merece la persecución a la prensa, cosa que en Cuba es total, y Hugo Chávez trata de implementar en Venezuela cerrando canales de televisión, radios y obligando al exilio a tantísimos periodistas críticos de su gestión tratando, además, de darle un marco de cierta “legalidad” sancionando la nueva Ley de Prensa; metodología también aplicada Por Rafael Correa en Ecuador y los Kirchner en Argentina, donde recientemente se sancionó una controversial reforma a la Ley de Radiodifusión.
Sería interesante, además, que quienes todavía hoy defienden sistemas que demostraron ser totalmente contrarios a la esencia que pregonan, miren a su alrededor y vean en que países la gente común, el trabajador, el asalariado, posee lo que ellos anhelan, cosas tan básicas como el acceso a la salud, a la educación, a una vivienda digna, a trabajos bien remunerados y, fundamentalmente, a un Estado que se ocupe de las necesidades de los ciudadanos.
Todos, absolutamente todos esos países, lo lograron precisamente haciendo todo lo contrario al Marxismo, que es, ni mas ni menos, el Liberalismo. El Liberalismo en el más amplio sentido de la palabra, no solo en lo político y económico, también en lo social, cultural y, fundamentalmente, en el aspecto ideológico.
Seguramente, alguien que no simpatice con el liberalismo pondrá como ejemplo algunos países de Europa del Norte, como Noruega, Suecia o Dinamarca, aludiendo que en ellos el sistema es el Socialismo. Esta, es una vieja falacia que todavía tratan de justificar, ignorando o, eludiendo, mejor dicho, dos cosas: En primer lugar, el sistema no es Socialismo, sino que es Liberalismo con una fuerte vocación y desarrollo en lo social. Y el segundo punto es que omiten que el Liberalismo, por su propia filosofía, es el sistema social más equilibrado que pueda existir, ya que sencillamente, quien más bienes e ingresos posee, más tributará a las arcas del Estado, y quien menos ingresos tenga más beneficios recibirá de este.
Todos estos planteos, no hacen más que abonar toda una serie de contradicciones que son una característica del “Socialismo Científico”, o cómo hoy se lo pretende re bautizar, “Socialismo del siglo XXI”.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín lo hicieron lo comunistas para que la gente no se escape hacia la libertad, como todavía hoy lo hacen en Cuba.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín lo derribaron los propios rehenes del régimen dictatorial que Chávez todavía defiende, ambiciona, y trata de imponer no solo en Venezuela, además en toda Latinoamérica, haciendo lo mismo que él le critica al “imperio”, como la intromisión en otros países.
Parece ser, que los defensores del Marxismo todavía no se enteraron de que el Muro de Berlín cayó, y con él cayó también una mentira de un siglo.
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